Gracias, Rowling

Hoy, hace 10 años, una niña de 15 años merodeaba por los pasillos del instituto, sabiendo ya que iba a repetir curso. No se relacionaba con el resto de los alumnos. No por que no quisiera, si no por que no le dejaban. Sí, era la típica adolescente regordeta con la que sus compañeros se metían.
Nadie la dejaba brillar, y ella tampoco hacía nada por destacar, simplemente dejar pasar el tiempo, envejeciendo antes de tiempo, escondiéndose tras una melena descuidada y cubriéndose el cuerpo con capas de ropa dos tallas más grande de lo normal.
 Los profesores la culpaban de las acciones de su hermana. Ella la quería con locura, pero no podía resistir ser responsable de los actos de otra persona.
Todo lo veía gris: su presente, su pasado y su futuro.  Nada le hacía sonreír, nada le hacía ver brillar el sol... Nada la hacía volver a creer.  Creer en que existía la justicia, el amor, la pasión, la aventura... Y una vida diferente a la que, hasta el momento, tenía.
Llegar a casa cada tarde tampoco era de ayuda: Gritos, peleas y lágrimas.

Nada parecía aprovechable... Nada parecía que iba  a devolver el color a aquellas mejillas, que una vez irradiaron felicidad.

Hoy, 10 años después, puedo decir que esa niña fue salvada. Un ángel de ojos azules pareció escuchar su llanto...

Joane Kathleen Rowling. Te debo tanto que tardaría una vida dándote las gracias.

Esa niña descubrió unos libros maravillosos que no sólo cuentan la historia de un niño con poderes mágicos, si no que cuentan la historia del amor, de la tenacidad, del esfuerzo, la lealtad, la amistad, la justicia, el bien, el mal...

A través de esas páginas fue fortaleciéndose, creciendo, preparándose para un futuro... y si, esas páginas hicieron que aquella niña de espíritu mustio comenzase a brillar como siempre había deseado hacerlo.

Durante 10 años de su vida, los 10 años más importantes de su vida, Potter estuvo a su lado. Siempre presente, ayudándola en cada decisión, ayudándola a no venirse abajo... A seguir, a ser mejor persona cada día...

Y durante esos años, conoció a gente con la misma pasión. Y esa gente fue convirtiéndose poco a poco en su día a día, en su familia... y fue enriqueciendo su pasado, su presente y su futuro.

Y ahora esa niña intentará cumplir su sueño: Ver a su ángel en carne y hueso. Darle las gracias. Darle las gracias por darle la vida... Por enseñarle a que siempre el bien triunfa sobre el mal, por enseñarle a ser paciente...


Y todo esto ocurrirá en menos de un mes.


Y no puedo esperar...

Si no sobrevivo al 7 de Julio, supongo que entenderéis por que.