Echo de menos estar malita. No por el hecho de estarlo, sino por dejar que alguien me cuide.
Pero no alguien cualquiera: Echo de menos que mi madre me cuide.
Que me venga a tomar la temperatura, que me prepare ricas sopitas caseras y que esté dispuesta a ver conmigo un maratón de pelis de Harry Potter...
Echo de menos el aire húmedo y el frío cortante del Norte. El viento susurrando a través de los árboles y el olor del mar llegándome a primera hora de la mañana.
Echo de menos a esas gaviotas que te levantan temprano, y que llegas a odiar, y echo de menos el insoportable frío de medianoche.
Echo de menos las risas, los llantos... Y sobre todo os echo de menos a vosotros.
Mi familia, mis amigos... mi enemigos.
Echo de menos a mis enemigos... A esos que tan mal me lo han echo pasar.
Por que sin ellos, no sería quien soy ahora. Ellos me han hecho crecer.
Y si, por fin, te echo de menos a ti. Tú que fuiste el primero en quererme por como soy, tú que fuiste aquel que lo intentó, aquel que estaba allí... Tú que fuiste, eres y serás siempre el primero.