jueves, 6 de noviembre de 2014

Mami, yo quería ser artista.


          Mi mundo de cristal. Esa era mi forma de escapar de una realidad que aún no había asumido. Quería ser artista, famosa, conocida... Quería que todo el mundo se empapase de ese mundo que yo llevaba dentro, el mundo de los colores, la armonía, la felicidad y la purpurina. Quería subirme a un escenario y decirle a todas esas chiquillas que llevarían mi nombre tatuado en su piel que deberían de luchar por sus sueños y no dejar nunca que nadie se los arrebatase. 

       Estaba soñando. Vivía de ello, de sueños inalcanzables para una gran mayoría pero, aún así, yo seguía cerrándole los ojos a una realidad que pronto me daría el golpe final y abriéndoselos a un imposible que pronto me cerraría las puertas de par en par.

        No estaba confiando en mi: Confiaba en mis alternativas realidades, en mi futuro ideal y en un paraíso utópico en el que viviría por siempre. Pero no me estaba dando cuenta de que, en realidad, no estaba reparando ni un segundo en mis verdaderas habilidades.

           No estaba teniendo una vida fácil, cierto es. No había tenido a penas mentores que alentasen mis ganas por superarme, que me hicieran fijarme más en mis pros que en mis contras. Nadie que me diera ese GPS que evitaría que mi barca navegase a la deriva durante años. En vez de eso, responsabilidades sin ningún patrón que pudiera seguir para construir una fuerte armadura y prepararme así para lo que se me venía encima. 
      
           No me estoy quejando. Supongo que, gracias a esto, no me he convertido en una niña malcriada que no es capaz de valerse por si misma. Mis sueños comenzaron a desmoronarse el día que decidí abandonar mi hogar, hace ya casi nueve años, pero mi integridad nunca voló. Quizás me haya pasado al lado oscuro en un par de ocasiones, ¿Quién no? Pero siempre pude conseguir volver a serle fiel a mi yo interior. 

           Durante años plagados de trabajos injustos con salarios de risa, mantuve la idea de que en algún momento alguien se daría cuenta de que, oculta en mi, se escondía una gran actriz y cantante. Tiene gracia por que, a parte del teatro de la escuela, nunca había ido a ningún sitio a explorar estas habilidades. No sabía si eran ciertas o no.

        Años después, cuando mi cerebro y mi cuerpo me dijeron "Hasta aquí" y se apagaron para reiniciarse, me di cuenta de que tanto navegar a la deriva los había agotado y era la hora de que mi barco tomase rumbo hacia algún lugar en concreto pero, ¿Cuál? Esa era la hora de explorar mis habilidades.

          Desde pequeña y para volcar mis deseos y frustraciones, escribo cuentos, historias, relatos cortos y microrelatos. Este fue el punto de partida: Las letras.

           Amo Inglaterra, amo todo lo que tiene que ver con ese mundo verde y lluvioso, lleno de grandes escritores. Y siempre se me dieron bien las letras. Además, en mi trabajo, lo que más me gusta es enseñar a los nuevos... Blanco y en botella: Quiero enseñar inglés a la gente.

           Y si, descubrí mi vocación. Hice la prueba de la UNED y saqué mejor nota de la que esperaba. Me matriculé en Grado de estudios ingleses y, hasta este Lunes, no me di cuenta el bien que le hacen al mundo las palabras. 
   
         Las palabras son sanadoras, tranquilizantes, amigables. Las palabras, sean en el idioma que sea, bien usadas pueden llevarte a un sin fin de experiencias positivas. Es estupendo ya que, si las usas mal, podrían llevarte por el camino equivocado.

          Yo aún no sé utilizarlas del todo. Me falta mucho para aprender lo necesario, pero voy por el buen camino: Ahora tengo más cuidado al escribir mis textos, aunque sigo cometiendo faltas, y tengo cada vez más y más ganas de aprender lo necesario para hacer una buena corrección a la novela que escribí hace años. 

         Si, fui feliz pensando que algún día sería artista. Pero creo que ahora lo soy más sabiendo que mi vocación es enseñar inglés a otros. En otras palabras: AYUDAR.

         






    




Lucha, no te rindas, y así algún día conseguirás lo que mereces.

El tornillo de Frankenstain

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Cada vez una diferente, Depende del lugar, Spain
Si crees que has visto y/o leído cosas muy depravadas y extrañas... es que no lo has visto todo...